Sin embargo, también muchos de ellos una vez de adultos toman la decisión de retomar los estudios porque el deseo de aprender se mantuvo intacto y porque estudiar se convierte en una decisión que ahora es propia.

Esta es la historia de los alumnos que asisten a la escuela para adultos de barrio Jardín. El intendente Luis Castellano y la secretaria de Educación del municipio, Mariana Andereggen los visitaron para conversar con ellos y escuchar el proceso que hizo cada uno para llegar a ocupar su lugar en el aula.

Eran las 9 de la noche y hacía mucho frío. Allí estaban todos atentos y entusiasmados participando de este intercambio, abriendo sus corazones para contar sus historias de vida, sus sueños, y sus logros.

Además, la vicedirectora y la docente de la institución compartieron sus miradas y complementaron la charla contando el esfuerzo que hace cada alumno para poder estudiar y asistir a la escuela diariamente.

Ellas comentaron que la diferencia generacional no afecta el trabajo en equipo, porque el grado está compuesto por alumnos que tienen desde 16 años hasta más de 60. También dijeron que muchas veces la realidad les enseñó gran parte de los conocimientos y ahora vienen a la escuela para complementarlos y darles un nombre.

Siempre con el mate de por medio, todos coincidieron en su miedo y vergüenza antes de empezar la escuela siendo grandes y la importancia de animarse a intentarlo. Otro de los aspectos que destacaron fue el valor del vínculo afectivo que se construye entre todos.

Porque para educar se necesita, en primer lugar, amor y vocación, y porque para aprender se necesita decisión y voluntad. La educación siempre es un ida y vuelta en donde el rol de maestro y alumno va mutando porque el educador también aprende de sus alumnos. Los adultos de la escuela de barrio Jardín, son un claro ejemplo.