DEL POTRO SE ASEGURÓ UNA MEDALLA EN RÍO, TRAS VENCER A NADAL
Del Potro le ganó a un "gladiador", como Nadal, por 5-7, 6-4 y 7-6 (5), en un extraordinario partido que duró tres horas y ocho minutos y que tuvo todos los condimentos que hacen emotivo a este juego: alto nivel tenístico por parte de ambos, picos de dramatismo, un marco espectacular en las tribunas y un final para el infarto que se llevó el argentino porque en ese momento crítico apareció su poderoso servicio y su formidable derecha.
El tandilense, cualquiera sea el resultado de mañana ante el defensor del oro y número dos del mundo, volvió a jugar el tenis de su mejor época, antes de las lesiones, le ganó en una semana a dos número uno como el serbio Novak Djokovic y Nadal, y lució bien físicamente pese a que jugó muy poco en esta temporada.
Y en esta semana de retorno a los primeros planos jugó un papel preponderante su fortaleza mental para no desesperar en los momentos y el increíble sostén que le dio el público argentino, que aún minoría en el court central del Centro Olímpico de Tenis, igualó en el aliento a los espectadores locales, volcados masivamente del lado del español.
Del Potro arrancó el primer set quebrando al español y manteniendo su servicio se colocó 3-2 con su saque, pero Nadal aprovechó un quedo del tandilense, recuperó el saque y llegaron al cinco iguales.
Tuvo allí el argentino una magnífica oportunidad con dos chances de quiebre, no las aprovechó y Nadal, un jugador casi sin fisuras, conservó el servicio y quebró en el siguiente para ganar el set por 7 a 5 en 55 minutos.
Por entonces, ya estaba claro que el "negocio" de Del Potro era su formidable servicio y los "palazos" de derecha desde el fondo, en tanto Nadal basaba lo suyo en variar el juego a los costados y pasar al argentino cada vez que iba la red (lo hizo en ese parcial las tres veces que lo intentó).
En el segundo set Del Potro volvió a quebrar rápido, se puso 3-1, pero esta vez su servicio no declinó, el español no tuvo una sola chance de quiebre y se llevó el set por 6-4, en 48 minutos.
Se llegó así al tercer y decisivo set, y contra lo que muchos imaginaron, Del Potro no sufrió una merma física. Más bien ambos sufrieron el stress de la definición tras el cuatro iguales.
Quebró el argentino para ubicarse 5-4 y cuando sirvió para partido lo perdió en cero. En el siguiente, Del Potro tuvo tres oportunidades de quebrar, erró cinco tiros consecutivos y perdió el game, pero, gran mérito, no se cayó anímicamente.
Jugó con calma su servicio y forzó el tie break, en el que se equivocó poco con su saque y jugó bien de fondo ante un especialista en el juego de base como el mallorquín.
Sacó ventaja de 3-0, se sucedieron tantos espectaculares, Nadal recuperó el quiebre y sacó 5-6 pero un derechazo del tandilense lo obligó a una devolución larga y se llegó al punto culminante: la victoria de Del Potro y el acceso a la final de un jugador que no era tenido en cuenta al llegar a Río.
Ahora es el turno de un Andy Murray que paseó cómodo en el torneo y apenas pasó un sofocón con el italiano Fabio Fognini en tercera ronda, cuando éste estuvo 3-0 arriba en el tercer parcial pero su mente "se fue de viaje", como le gusta decir a los periodistas italianos, y el escocés lo ganó 6-3.
Por presente, el británico es favorito, pero no hay que descartar las chances de Del Potro, que volvió al nivel de tenis de sus mejores momentos y que logró una comunión afectiva con los hinchas argentinos aquí en Río, que lo oxigenan cuando escasean las reservas. Y esa será otra historia para contar.