RÍO DE JANEIRO TRAS EL MEGAOPERATIVO CONTRA EL NARCO: UNA TREGUA POLÍTICA

Según informó el diario carioca O Globo, los cadáveres del complejo Penha fueron extraídos de la zona de Vacaria, en la Serra da Misericórdia, donde se registraron los enfrentamientos más violentos entre la Policía y los narcotraficantes, y trasladados a la plaza Sao Lucas, situada en el centro de esa favela situada en la zona norte de Río de Janeiro.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, dijo estar “horrorizado” por el número de muertos que dejó la operación antinarco lanzada el martes por el gobierno de Río de Janeiro, a cargo del bolsonarista Claudio Castro, según declaró su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski.
“El presidente quedó horrorizado con el número” de víctimas “fatales”, dijo el funcionario a la prensa, en medio de los cruces y pases de factura entre el gobierno local y el nacional, que a lo largo del día cedieron, tras una reunión en la que coordinaron acciones conjuntas.
Imágenes impactantes mostraron por la mañana decenas de cuerpos cubiertos con bolsas o telas ensangrentadas en la favela Penha. La gente se concentró alrededor de los cuerpos en la plaza en un profundo silencio. Algunas personas levantaron los plásticos y las telas que los cubrían para identificar a familiares o amigos.
Sobre el asfalto había más de 50 cuerpos alineados, en ropa interior, mientras los ciudadanos se amontonaban alrededor para mirarlos y llorarlos. “¿Cómo pudo destruir tantas familias, tantas vidas, y salirse con la suya?”, dijo una mujer mientras acariciaba el rostro de su hijo fallecido.
Los vecinos afirmaron que todavía quedaban cadáveres en la cima del morro, lo que aumentaba la preocupación de la comunidad por la magnitud del operativo. “¿Dónde está mi hijo?”, se escuchó gritar a otra mujer, según consignó O Globo. Algunos incluso aseguraron que uno de los hombres se había entregado a la policía y aun así fue asesinado. “Nunca vi algo igual”, dijo un residente.
Este martes no se registraron nuevos episodios de violencia, pero Río de Janeiro estaba impactada por el megaoperativo.
“La ciudad está desierta, las personas están con miedo”, relató a LA NACION Allan Silva, residente de la zona de Barra de Tijuca. “Camino al aeropuerto no había tráfico en carreteras que siempre tienen movimiento. La gente está encerrada, no se fue de la ciudad”, agregó.
Según comentó, el temor aumentó después de que el martes el Comando Vermelho atacó las principales avenidas de Río como represalia por el operativo. “Fue una locura, las personas tenían miedo”, dijo.
Sin embargo, con el correr del día, las calles en las zonas más turísticas de la ciudad comenzaron paulatinamente a recuperar su ritmo, empujada en parte por la pasión por el fútbol.
Vecinos trasladan decenas de cadáveres a una plaza de Penha tras la operación más sangrienta de la historia de Río
A la tarde se disputó el partido por la liga del Fluminense en el estadio Maracaná, y horas después, los bares de la emblemática Avenida Atlántica de Copacabana se llenaron de fanáticos que se reunieron en bares para seguir el partido de Racing-Flamengo por las semifinales de la Copa Libertadores, que se jugó en Buenos Aires.
María Contreras, una argentina que vive en Río desde hace diez años con su esposo e hijos, se mostró sorprendida por las imágenes que circulan, aunque intenta que el temor no la invada. “Esperamos que esto se vuelva a normalizar pronto”, deseó.
Explicó que, al residir en la zona sur de la ciudad, se sienten más seguros, pero reconoció que las autovías cortadas el martes y la decisión de universidades y escuelas de enviar a los chicos a sus casas le generaron preocupación. “Tratamos de seguir con la rutina, pero es difícil”, señaló.
El operativo
Aproximadamente 2500 policías y soldados brasileños realizaron el martes la redada masiva contra el CV, durante la cual detuvieron a 113 presuntos delincuentes, según Felipe Curi, secretario de la policía del estado de Río. Mientras las autoridades oficiales reportaron 119 muertos, entre ellos, cuatro policías, la Defensoría Pública habló de 132 víctimas fatales.
Según el gobierno estatal, en la “Operación Contención” fueron decomisados 93 rifles y más de media tonelada de drogas.
En la operación participaron agentes en helicópteros y vehículos blindados en las extensas favelas de los complejos de Penha y Alemao. El objetivo fue el grupo criminal más antiguo de Brasil, formado en la década de 1970 a partir del encuentro de criminales comunes y militantes de izquierda dentro de una prisión de Río de Janeiro durante la dictadura militar.
Claudio Castro, gobernador del estado de Río, consideró que el operativo fue un “éxito”, y defendió que las únicas víctimas fueron los cuatro policías muertos, en medio de condenas de organismos de derechos humanos por posibles ejecuciones sumarias y la falta de transparencia sobre el operativo y los fallecidos. Además, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró “muy preocupado” y pidió una “investigación inmediata” sobre la actuación policial.
Agentes de policía escoltan a presuntos delincuentes detenidos durante la Operación Contención en la favela Vila Cruzeiro, en el complejo Penha, Río de Janeiro, Brasil, el 28 de octubre de 2025. Al menos 2.500 agentes de las fuerzas de seguridad participaron en la operación para detener a narcotraficantes del Comando Vermelho (CV)
“Exigiremos explicaciones sobre las circunstancias de esta acción, que convirtió nuevamente a las favelas de Río en escenario de guerra y barbarie”, dijo la diputada Dani Monteiro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa.
Actualmente, el CV es considerado una amenaza nacional y trasnacional, con presencia en Bolivia y vínculos con grupos narcotraficantes colombianos. Mantiene una fuerte rivalidad con otras facciones brasileñas, como el carioca Terceiro Comando Puro (TCP) y el Primer Comando de la Capital (PCC), de San Pablo.
Según la fiscalía, Edgard Alves de Andrade, conocido como Doca, es el principal líder del CV en el Complejo de Penha y en comunidades como Gardenia Azul y César Maia, en la zona suroeste, y Juramento, en la zona norte, algunas de las cuales fueron recientemente expropiadas por la milicia.
La operación tuvo lugar tras un año de investigación sobre el grupo criminal. Sin embargo, la jornada del martes marcó un cambio en el patrón de enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad de Río y las facciones criminales. Los narcotraficantes utilizaron drones para lanzar granadas contra equipos de fuerzas especiales, en una escena de guerra. Para este “bombardeo”, los delincuentes activaron un detonador mecánico o eléctrico que liberó la carga mientras mantenían el equipo en vuelo, alejándose sin exponerse.
Según datos oficiales, unas 700 personas murieron en intervenciones policiales en Río de Janeiro durante 2024, un promedio de casi dos por día.
Coordinación entre Río y Brasilia
Este miércoles, el presidente del país, Lula da Silva, convocó a sus ministros para evaluar la situación en Río tras la megaoperación después de regresar de una gira por Asia, donde se reunió con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Luego, su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, viajó a Río de Janeiro para una reunión con Castro después de las acusaciones cruzadas por la falta de coordinación entre las fuerzas nacional y estatal.
El ministro de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski (izq.), habla junto al gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro (der.), durante una conferencia de prensa en el Palacio de Guanabara, Río de Janeiro, Brasil
Castro y el ministro de Lula anunciaron por la tarde la creación de una Oficina para Combatir el Crimen Organizado con el objetivo de eliminar las barreras entre el gobierno estatal y el federal. El ente estará dirigido por el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Víctor César Santos, y su homólogo en el gabinete nacional, Mario Luiz Sarrubbo.
Además, el estado podrá aumentar el número de agentes de la Fuerza Nacional y de la Policía Rodoviaria Federal en Río y se intensificarán las operaciones de inteligencia de la Policía Federal para desarticular el brazo financiero de los grupos delictivos.
“Es una oficina para actuar con rapidez. Será un pilar fundamental del nuevo Plan Nacional de Seguridad Pública, que se debate en el Congreso. Nos enfrentamos a un problema muy grave en Río. Pero pronto veremos buenos resultados”, dijo Lewandowski el encuentro.
“Independientemente de los aciertos y errores, la decisión nos obliga, en un sentido positivo, a realizar esta integración. El problema de la Seguridad Pública, como dijo el ministro, es más que nacional, es transnacional. Y Río debe ser tratado como un epicentro. Tenemos muchas posibilidades de progreso”, señaló, por su parte, Castro.







